En el Día Internacional de la mujer

Publicado en por Programa MYPES

Mujeres sin límites

 

Ruth, Natalia, Rochy  y Lucila son las causantes  de este repentino arranque de feminismo descontrolado que lúdicamente brota en mí, mientras escribo esta líneas, de un bien intencionado homenaje. Me faltarían las palabras, las páginas y probablemente el tiempo para expresar todo el orgullo que siento de ver de cerca el pujante ánimo y valentía de estas grandes mujeres, y de muchas otras, que trabajan incesantemente aportando desde el anonimato.

 

Por Álvaro Montúfar

 
En las galerías Claudia, en el stand de la joyería Guzmán encontramos a tres grandes artesanas joyeras: Natalia Guzmán, Ruth Rosas y Roxana Luque. Micro empresarias y notables ejemplos de la pujante mujer piurana y del atrevimiento  natural que, con toda justicia, obtienen quienes trabajan por su hogar, a pesar de los problemas o dificultades de toda índole que puedan encontrar.
 

 



La crisis económica del país, así como los retos y oportunidades que ofrece han ido formado una generación importante de mujeres emprendedoras, decididas a hacer empresas convencidas de que “todo lo podemos hacer, solamente tenemos que proponérnoslo”


Cuando las cosas se ponen difíciles y las crisis afecta a las familias peruanas, ellas salen a la calle a generar sus propios ingresos. No solo para aportar a la economía familiar sino para autorrealizarse, movidas por ese afán de superación. “Es cuestión de dignidad, esto nos ayuda a sentirnos útiles y orgullosas porque podemos producir y ser ejemplos para nuestros hijos”, señala Natalia Guzmán, dueña de la joyería Guzmán.


Compartiendo y creciendo


Natalia, Ruth y Rochy tenían en común ese espíritu luchador, valiente y emprendedor; ahora, además, participan juntas en el Programa “Desarrollo económico de la Región Piura a través del fortalecimiento de su tejido microeconómico y social, Perú” financiado por el Gobierno de Navarra y la Asociación Properú, y que ejecutan la Asociación para la Enseñanza Universitaria (ADEU) y la Universidad de Piura (UDEP). Una de las actividades del Programa es la realización del Diplomado en Gestión Micro Empresarial. Al salir de clases confiesan “este es un gran apoyo; fundamental para corregir errores cometidos, hacernos más sólidas  y pensar en la posibilidad de expandirnos”.

 

Natalia dice sin miedo que no sabía mucho sobre cómo hacer joyas. Su hermana, quien dominaba la técnica, le enseñó para que incursione en este negocio. Al inicio vendía entre conocidos, amigos y familiares, gastando las suelas e sus zapatos, hasta que pudo conseguir su acogedor stand, donde hace gala del arte que lleva en las manos y de los conocimientos y capacidades adquiridos en el diplomado que imparte la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales  de la Universidad de Piura.

 

“Mis aretitos rosados”

Otra de las beneficiarias de este Programa es Ruth. Su musa inspiradora fue su pequeña hijita “Un día, Hilary llegó a casa, después de  un taller de bisutería en su colegio, y me regaló unos aretitos rosados que hasta ahora guardo como oro. Fue entonces que me di cuenta de que había una posibilidad de negocio. Luego, Hilary le enseñó a su abuelita Dorita, mi madre, toda la técnica de la bisutería. Allí surgió la microempresa”.

 
Ruth invirtió en ella un pequeño capital que tenía guardado (100 dólares), y compraron los insumos para dar vida a sus primeras piezas. “Nuestros primeros modelos no quedaron del todo bien, hasta que una amiga de mi madre nos explicó la técnica y comenzamos a mejorar”. Ahora sus modelos no tienen nada que envidiar a ninguna otra joyería.

 

Por su parte Rochy, aunque no dominaba la técnica de la bisutería, sí tenía muchas ganas de ser independiente de sentirse bien consigo misma  haciendo su propio negocio para apoyar a la economía familiar.

 

Nace ‘Joyas piuranas’

Un anuncio en el periódico que publicó Ruth, invitando a todos los interesados en formar una asociación  de joyeros, llamó mucho la atención de Rochy; por cierto, también asistió Natalia. Rochy no sabía nada sobre joyas, pero después de esa reunión las cosas cambiarían. Ruth la animó a crear su propio negocio: “Salió del fondo de su casa y me mostró varias joyas de plata. Me dijo: esto es lo que tú tienes que hacer”.  Desde ese día se matriculó en varios talleres para hacer bisutería y “ahora Rochy es la que mejor domina la técnica, es la que más sabe y tiene unos diseños muy bonitos”, comentan entre sonrisas.

 
La Asociación Joyas Piuranas nació en marzo del 2008; hoy cuenta con 14 socias, un asesor y un fiscal, esposos de socias. El objetivo, nos dice Ruth Rosas, es promover el desarrollo de las artesanas dedicadas a la joyería, basándose en una sólida organización y un sincero espíritu de servicio, para ofrecer productos únicos y de calidad. Su principal meta es consolidarse como asociación líder en la región y diferenciarse por los diseños exclusivos y calidad.

 

El Diplomado que están por culminar les ayuda a consolidar sus objetivos.  Es una oportunidad para desarrollarse y crecer que está favoreciendo el entusiasmo, empeño y valentía emprendedora de muchas personas como Rochy, Natalia y Ruth, tres joyas de la Asociación de Joyeras Piuranas.

 


Chocolate para la vida

“Cuando las cosas se ponen duras y todo se hace cuesta arriba él es quien me repone, cuando estoy a punto de tirar la toalla y de romperme él me da la seguridad de que yo puedo salir adelante. Siempre me dice que yo puedo lograrlo todo, que mi único límite es el cielo” afirma Lucila Morales en un enternecedor cuadro de emociones, al referirse a su esposo.

 Desde niña tuvo un sueño que nunca abandonó; hace dos años lo convirtió en realidad: “En tiempos de crisis, de militarismos, mi madre tejía y vendía esas prendas para comprarnos las cosas del colegio. Su fuerza y valentía me animaron a formar mi propia empresa” comentaba Lucila, dueña de la comercializadora Xiomara SRL.

 

La necesidad de no estar sujeta a horarios y de generar puestos de empleo anima muchas veces a mujeres como Lucila, con ganas de emprender caminos duros y empinados con tal de alcanzar lo que se proponen, muchas veces multiplicándose para poder atender  casa, hijos, esposo, trabajo o su propia empresa.

   

Lucila empezó haciendo velas para venderlas entre sus amigos y conocidos, pasando por la bisutería, hasta llegar a fabricar chocolates. Con una inversión de 2000 soles asumió el reto y corrió el riesgo de ser una micro empresaria. Actualmente comercializa desde útiles de oficina hasta materiales de construcción, pero nunca dejó de preparar sus ricos chocolates.

“La comercialización es un negocio duro; a veces los clientes no nos han pagado a tiempo y hemos tenido que refinanciarnos para no quedarnos en cero; prestamos aquí y allá, pero nunca me dejo derrotar”, comenta Lucila con un aire de fortaleza.

Su esposo juega un papel muy importante en su crecimiento: “El siempre está conmigo, es quien me da ánimos, colabora conmigo en las labores de la casa, incluso ahorita está arriba entreteniendo a mi hijita para que no este por acá gritando”.

Hemos presentado solo una muestra de lo que el ingenio, empuje y coraje de la mujer pueden lograr en distintas actividades, ámbitos y roles. La mujer microempresaria es el símbolo de la grandeza de nuestra patria y de sus potencialidades y oportunidades. Vaya pues, nuestro homenaje a ella y a todas las mujeres del mundo, especialmente de nuestra patria, en el Día Internacional de la Mujer.

"DOS EJEMPLOS MÁS"


"Manuela Palacios; Propietaria del Bazar pasamanería La Casa del Botón" en plena realización del taller de manualidades que se lleva a cabo en su local comercial en la Avenida Arequipa.




Carmen Ruth Palma, dueña y representante del "Taller Tati", mientras da lleva a cabo sus talleres de manualidades para niños, en vacaciones.

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